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En busca de la resiliencia perdida

Marian Pereira
Consultora senior en Proyectos Europeos
Minería
La autonomía de la UE depende del acceso a recursos estratégicos clave para su transición verde y digital
Consultora senior en Proyectos Europeos
El desarrollo industrial de Europa está en juego. La crisis del gas ruso, las tensiones comerciales con Estados Unidos y China y la creciente demanda de minerales estratégicos han puesto en evidencia la fragilidad del modelo económico de la Unión Europea. La aprobación del Reglamento de Materias Primas Fundamentales (o Critical Raw Materials Act, CRMA, por cómo se le conoce en inglés), que entró en vigor a mediados del año pasado, ha sido la respuesta de Bruselas para garantizar el acceso a recursos esenciales, sin los cuales la transición ecológica y digital sería un espejismo. No obstante, un conjunto de medidas, por ambiciosas que sean, no es suficiente sin proyectos concretos que las respalden.
Por ello, la convocatoria para el reconocimiento de proyectos estratégicos, celebrada el año pasado, ha sido un hito. La Comisión Europea ha seleccionado 47 proyectos a través de toda Europa. Estos proyectos cubren 13 de los 17 materiales estratégicos identificados en el último estudio de Bruselas sobre Materias primas críticas para Europa, necesarios para su transición verde y digital, así como para aplicaciones en sectores clave como defensa y aeroespacial. Estas iniciativas se centran en materiales esenciales como litio, cobalto, grafito y cobre, fundamentales para la fabricación de muchos productos.
El objetivo del Reglamento de Materias Primas Fundamentales es claro: para 2030, la UE debe cubrir al menos el 10% de su demanda de extracción de materias primas críticas, el 40% de su transformación y el 25% del reciclaje. El camino para lograr esta autosuficiencia, sin embargo, será largo y desafiante, ya que la UE sigue dependiendo en gran medida de proveedores externos. En este sentido, los proyectos seleccionados representan un avance clave, ya que abarcan toda la cadena de valor, desde la extracción hasta el reciclaje y la sustitución de materias primas.
Entre estas iniciativas, más de dos tercios se centran en materiales críticos para la fabricación de baterías de móviles, ordenadores y vehículos eléctricos. Cobre, litio y níquel son materiales claves considerados facilitadores para la descarbonización. El litio, por ejemplo, está presente en un 38% de los proyectos, el grafito en un 23%, y el cobalto en un 19%. Además, los materiales críticos para las tecnologías electrónicas como el cobre (21%) y los metales del grupo del platino (13%) también son protagonistas. No podemos olvidar los materiales clave para las aleaciones metálicas avanzadas, como el níquel y el manganeso, que representan un 21% y un 13% de los proyectos, respectivamente. En términos de la industria de la defensa, los materiales como el tungsteno y el magnesio están presentes en un 6% de las iniciativas seleccionadas.
En cuanto a su ubicación, los 47 proyectos están distribuidos en 13 Estados miembros, entre los que destacan Francia con 9 proyectos (19%), España con 7 (15%), y Finlandia con 6 (13%). Alemania, Italia y Portugal también se incluyen entre los países con más proyectos. Este panorama pone de relieve la importancia de la Península Ibérica, que se consolida como un nodo esencial en el suministro de materias primas estratégicas, con 13 proyectos. Ello representa una oportunidad única para las empresas españolas y portuguesas, que pueden posicionarse como socios clave en favor de la autonomía y la competitividad de Europa.
Se detectan, sin embargo, algunas tendencias geográficas claras en la localización de los proyectos de extracción y transformación en la UE: los países escandinavos y la Península Ibérica se perfilan como suministradores de materias primas, mientras que los países centroeuropeos concentran la capacidad de refinamiento y procesamiento. Cabe preguntarse si esta polarización de las funciones es interesante para todas las regiones.
Para asegurar que estos proyectos se lleven a cabo con éxito, la Comisión Europea, los Estados miembros y las instituciones financieras como el Banco Europeo de Inversiones proporcionarán apoyo coordinado, facilitando el acceso a vías de financiación para las inversiones previstas, que podrían alcanzar los 22.500 millones de euros. Además, estos proyectos podrán beneficiarse de procesos de obtención de permisos acelerados, reduciendo el tiempo de espera para su puesta en marcha. Actualmente, los procesos de permisos y autorizaciones tardan entre 5 y 10 años, pero con esta nueva iniciativa se prevé que se agilicen a un máximo de 27 meses para proyectos de extracción y hasta 15 meses para proyectos de procesamiento y reciclaje.
También es reseñable la clara intención de simplificación burocrática, con la creación de una ventanilla única para la gestión de permisos, así como procedimientos administrativos más ágiles y claros, que sin duda ayudarán a las entidades interesadas en la explotación de estos recursos.
A pesar de los avances, los proyectos seleccionados no están exentos de retos. La percepción de que la minería es incompatible con la sostenibilidad sigue estando muy extendida; incluyendo aspectos críticos relacionados con la seguridad y la salud. A pesar de los avances tecnológicos y los estrictos controles ambientales, el éxito de los proyectos dependerá en gran medida de la capacidad de las empresas para demostrar que es posible una minería moderna, segura, eficiente y responsable. La implementación de la economía circular, que incluye actividades de reciclaje y sustitución de materiales, será fundamental para avanzar en este sentido.
En este contexto, el reciclaje de metales estratégicos a partir de residuos electrónicos será crucial para reducir la dependencia de los recursos naturales y mejorar la sostenibilidad del proceso productivo. La digitalización también será un factor clave para permitir un salto cualitativo en calidad y eficiencia de los procesos.
Además, la transición hacia una Europa más autosuficiente en materias primas no será inmediata. Los plazos son largos y Europa aún depende en gran medida de proveedores externos. Sin embargo, los proyectos seleccionados representan una base sólida sobre la cual construir, destacando la importancia de la innovación y de una colaboración más estrecha entre la industria y las administraciones públicas.
A lo largo de este proceso, la visibilidad y la credibilidad ante inversores y socios potenciales serán clave. Los proyectos seleccionados no solo garantizarán el acceso a los recursos necesarios para sectores esenciales como la transición energética, la digitalización y la industria aeroespacial, sino que también posicionarán a Europa como un líder en sostenibilidad e innovación tecnológica. El Reglamento de Materias Primas Fundamentales, con sus ambiciosos objetivos, representa un paso crucial para lograr la independencia europea en términos de suministro de materias primas críticas, y los proyectos que han sido seleccionados hasta la fecha son prueba de que este objetivo es alcanzable.
La UE está en un momento crucial para garantizar su autonomía industrial, y la transición hacia una mayor autosuficiencia en la producción y reciclaje de materias primas será clave para su futuro. A medida que avanzamos hacia los objetivos del reglamento, será fundamental que se sigan promoviendo nuevos proyectos a través de su convocatoria, que queda abierta con varias fechas de corte.
No olvidemos también que, más allá de estos proyectos, otros 123 se han quedado fuera, al menos por ahora. Sería un buen momento para analizar el potencial que poseen estas iniciativas para entrar en una futura lista. Europa necesita más proyectos, especialmente en áreas como el reciclaje y la sustitución de materias primas críticas, en materiales como el bismuto, el fosfato o el silicio, y en países como Austria, Irlanda, o Países Bajos, que aún no están suficientemente representados. La estrategia está clara: fortalecer la producción interna, apoyar la innovación y fomentar la colaboración entre los Estados miembros y el sector privado. Solo así Europa podrá asegurar el suministro de los recursos esenciales para su crecimiento económico y su transición verde y digital, manteniendo su competitividad a nivel global.
Todos estos proyectos están cercanos a la explotación. No obstante, para llegar a este punto, es necesario recorrer un camino previo de investigación, desarrollo e innovación. En el caso de iniciativas que estén en esas fases previas, convocatorias como Horizon Europe, LIFE – para proyectos ligados al medio ambiente – y la EIT Raw Materials, también están dando un importante y creciente apoyo a la explotación sostenible y responsable de materias primas.
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