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Defensa

Las implicaciones financieras del Libro Blanco sobre la Defensa Europea

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Margherita Volpe

Margherita Volpe

Líder del área de Seguridad, Espacio y Defensa en Proyectos Europeos

Este artículo ha sido redactado en colaboración con Sarah Hennig, consultora en Proyectos Europeos de Zabala Innovation.

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Ante las amenazas emergentes y la evolución de la dinámica del orden internacional, el miércoles pasado, como se esperaba, la Comisión Europea publicó el Libro Blanco Conjunto sobre la Preparación de la Defensa Europea 2030, en el que se detallan las posiciones clave, enfoques y prioridades para fortalecer y reforzar la postura defensiva de la UE. Aunque la Unión Europea sigue comprometida con sus valores fundamentales, el cambiante panorama geopolítico la obliga cada vez más a centrarse en la defensa para salvaguardar su soberanía y competitividad global.

El Libro Blanco enfatiza la necesidad urgente de una acción colectiva entre los Estados miembros para proteger la paz, la democracia y reforzar la autonomía estratégica de Europa, asegurando que “la seguridad siga siendo un compromiso compartido” frente a desafíos emergentes que trascienden la guerra convencional, las fronteras y las ubicaciones.

Desde 2021, los Estados miembros han aumentado el gasto en defensa en más de un 31%, alcanzando los 326.000 millones de euros en 2024, lo que equivale al 1,9% del PIB combinado de los 27. No obstante, la inversión en defensa de la UE sigue siendo significativamente inferior a la de Estados Unidos, Rusia y China. Por lo tanto, existe una necesidad evidente de cambiar los enfoques conservadores previos respecto al gasto en defensa, que han predominado durante las décadas posteriores a las guerras mundiales, y “superar los efectos de la infrafinanciación del pasado”.

Tal como señala acertadamente el Libro Blanco, este objetivo debe alcanzarse mediante una combinación de inversiones públicas y privadas, y no exclusivamente a través del gasto público.

Fomentar la base industrial de defensa europea

Por un lado, para alcanzar sus objetivos de seguridad, Europa necesitará redoblar sus esfuerzos en innovación tecnológica, diversificación del suministro y competitividad estratégica para garantizar la independencia y el posicionamiento estratégico de la región.

Como tal, el Libro Blanco presenta una serie de acciones, incluyendo la colaboración y coordinación entre los Estados miembros para reforzar la base industrial de defensa de la UE y mejorar la preparación defensiva, al tiempo que se contribuye a los objetivos de disuasión y defensa colectiva de la OTAN. Más allá del fomento del sector, la UE pretende facilitar la expansión de la industria de defensa, mejorando su capacidad para desarrollar y producir capacidades militares, equipamiento y tecnología de efecto militar, al tiempo que se mejora la eficiencia, la intercambiabilidad y la interoperabilidad entre los sistemas de defensa de la UE.

El fomento del uso de estándares comunes, esquemas de certificación mutuamente reconocidos y medidas de interoperabilidad no debe subestimarse en términos del impacto que puede tener en este sector. Lograr una adquisición común y operaciones conjuntas efectivas será posible gracias a la armonización de herramientas, capacidades, tecnologías, vehículos y cualquier otro tipo de equipo a nivel de la UE.

De hecho, la estandarización y la interoperabilidad tienen un potencial real para fortalecer las operaciones conjuntas, mejorar la eficiencia y generar ahorros en el gasto público en defensa, superando las divisiones nacionales que históricamente han dominado Europa debido al legado de fragmentación previa a la Segunda Guerra Mundial. Reducir costos y optimizar la adquisición de material de defensa para los Estados miembros debe ir de la mano con el aumento de la estabilidad y la previsibilidad a través de una demanda industrial multianual, garantizando la sostenibilidad a largo plazo.

En línea con estas consideraciones, el Libro Blanco destaca la necesidad de aprovechar la Agencia Europea de Defensa y las estructuras del Estado Mayor Militar de la UE para fomentar y facilitar el desarrollo de adquisiciones conjuntas a gran escala basadas en contratos y planificación multianual. Un diálogo estratégico con la industria de defensa europea también es fundamental para identificar materiales y componentes críticos, asegurando una cadena de suministro diversificada con apoyo de la UE. El objetivo a largo plazo es establecer gradualmente un mecanismo europeo de ventas militares, garantizando la adquisición rápida de productos de defensa desde dentro de Europa.

Impulsar la inversión pública y privada

Aunque el Libro Blanco no proporciona ninguna indicación sobre cambios en la asignación de recursos financieros para el programa del Fondo Europeo de Defensa (EDF, por sus siglas en inglés), sí se refiere explícitamente a la simplificación y agilización de sus normas a través de la revisión del programa a medio plazo, lo que se espera que tenga un impacto positivo en la efectividad del programa.

Cabe destacar que el Libro Blanco también indica que “la UE promoverá una arquitectura abierta con geometría variable, permitiendo la participación de socios afines en proyectos y acciones cooperativas de defensa, como los proyectos Pesco, que serán incentivados caso por caso”. Ya que estos últimos pueden otorgar puntos adicionales que impactan en la tasa de financiación de las acciones de desarrollo del EDF, estos avances podrían tener un impacto positivo en términos de oportunidades para los solicitantes del programa.

Por otro lado, la estrategia para superar la infrafinanciación del pasado – según el Libro Blanco y en la misma línea del plan ReArm Europe – se basa en la combinación de cinco pilares que combinan instrumentos para respaldar adquisiciones públicas conjuntas y aprovechar inversiones públicas y privadas.

El primer pilar se refiere a un nuevo instrumento financiero en el marco del Tratado de Funcionamiento de la UE, que proporcionará a los Estados miembros préstamos respaldados por el presupuesto de la UE, por un total de 150.000 millones de euros a través del instrumento Security and Action for Europe (SAFE). Esta iniciativa fortalecerá significativamente las capacidades de defensa de Europa y requerirá la participación de al menos dos países (uno de los cuales debe ser un Estado miembro de la UE que reciba asistencia de SAFE, mientras que el otro puede ser otro país de la UE, un Estado de la AELC, un miembro del EEE o Ucrania).

El segundo pilar apunta a desbloquear la flexibilidad para aumentar el gasto en defensa mediante la activación coordinada de la cláusula de escape del Pacto de estabilidad y crecimiento, permitiendo a los Estados miembros movilizar hasta un 1,5 % del PIB en gasto adicional en defensa.

El tercer pilar se refiere a la introducción de una mayor flexibilidad en los instrumentos existentes, permitiendo a las autoridades nacionales, regionales y locales reasignar fondos de los programas de política de cohesión hacia prioridades emergentes de defensa y seguridad.

En cuanto al cuarto pilar, se espera que el Banco Europeo de Inversiones duplique su inversión anual a 2.000 millones de euros para apoyar proyectos relacionados con drones, tecnología espacial, ciberseguridad, tecnologías cuánticas, instalaciones militares y protección civil.

Finalmente, el quinto pilar apunta a fomentar la inversión privada en defensa, particularmente para pymes y empresas de mediana capitalización. La unión de ahorros e inversiones jugará un papel crucial en la búsqueda de inversión privada adicional hacia las prioridades de defensa. La Comisión Europea introducirá medidas regulatorias para facilitar la financiación del sector privado en iniciativas de defensa, incluida una revisión del Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles. La movilización de inversiones privadas introducirá dinámicas de mercado en un sector tradicionalmente dominado por el gasto público directo, lo que podría aumentar el nivel de expectativas en cuanto a los resultados y la eficiencia del gasto.

Apoyo a las pymes

Además, el Libro Blanco resalta adecuadamente la necesidad de apoyar a las pymes y las empresas de mediana capitalización en el acceso al capital, “incluyendo garantías para reducir riesgos e invertir en soluciones para llevar sus desarrollos a escala industrial y fomentar la expansión industrial que Europa necesita”. El sector de defensa ha sido tradicionalmente dominado por grandes grupos, ya que ha estado impulsado por el gasto público de un solo comprador, lo que se considera muy arriesgado, especialmente para las pymes y las empresas de mediana capitalización, que necesitan atraer un conjunto más diversificado de compradores para garantizar la sostenibilidad de sus productos.

Así, las pymes y las empresas de mediana capitalización han trabajado recurrentemente en aplicaciones de uso dual, y ahora las soluciones desarrolladas para el ámbito de la seguridad civil tienen un gran potencial para adaptarse al sector de defensa, siempre que se proporcionen garantías suficientes para invertir en este tipo de desarrollos. Esto constituye un potencial relevante para que las tecnologías desarrolladas en la UE sean explotadas y promocionadas adecuadamente en los próximos años.

Por último, la Comisión Europea también se asegurará de que el próximo Marco Financiero Plurianual (MFP) proporcione un marco integral y sólido para apoyar las ambiciones de defensa a largo plazo de la UE. Teniendo en cuenta que el próximo MFP no se implementará hasta dentro de tres años (a partir de 2028), esto confirma que la expansión del enfoque en defensa en términos de gasto público se espera que sea una tendencia a medio plazo, no solo una medida inmediata para abordar situaciones contingentes.

Una consideración destacable se refiere al último llamamiento del Libro Blanco para una “seguridad mejorada a través de asociaciones”, ya que en la investigación e innovación civil existe una larga historia de colaboraciones transfronterizas, que han generado conocimientos relevantes y lecciones aprendidas que se pueden transferir al sector de defensa para fomentar colaboraciones.

Todos estos esfuerzos están diseñados para dotar a la Unión Europea de las herramientas necesarias para hacer frente de forma efectiva a las crecientes amenazas y desafíos de seguridad en el ámbito internacional. La contribución del ámbito de la investigación e innovación, incluyendo los esfuerzos ya realizados a través de los proyectos financiados por el EDF y los programas precursores, será esencial para fomentar la independencia y competitividad estratégica de la UE en el sector de defensa.

Persona experta

Margherita Volpe
Margherita Volpe

Sede de Bruselas

Líder del área de Seguridad, Espacio y Defensa en Proyectos Europeos