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Informe Draghi

La nueva y necesaria conexión entre competitividad, políticas climáticas y crecimiento de la UE

Competitividad en Europa
Susana Garayoa

Susana Garayoa

Responsable de Relaciones Institucionales en Bruselas

Bajo la presidencia de Ursula von der Leyen, la Comisión Europea ha presentado una nueva agenda centrada en el crecimiento económico y la productividad, alineada con las recomendaciones del informe elaborado por Mario Draghi, ex presidente del Banco Central Europeo, para Bruselas. Las cartas de misión propuestas por la mandataria tras su reelección reflejan estas prioridades, entre las que destaca la estrecha conexión que tiene que establecerse entre competitividad, políticas climáticas y crecimiento económico.

El nuevo organigrama de la Comisión plasma el compromiso con la competitividad en Europa y la prosperidad esbozadas por Draghi. En su informe, el economista italiano advierte que una regulación excesiva podría frenar los esfuerzos de descarbonización. Por ello, la nueva composición de la Comisión Europea busca equilibrar cuidadosamente la regulación con el desarrollo sostenible, asegurando que ambos objetivos puedan avanzar de la mano.

El informe Draghi ha influido también en otras áreas de la agenda de Bruselas, como el impulso a la defensa para fortalecer la competitividad industrial de Europa y el apoyo a la investigación e innovación en inteligencia artificial y las telecomunicaciones. Estas iniciativas reflejan una estrategia clara para el futuro, que deberá concretarse en acciones específicas.

La UE se enfrenta a un reto crucial para mantener su competitividad en un entorno global dominado por Estados Unidos y China. La interrelación entre la política industrial y la innovación es fundamental para abordar este desafío. Si la primera establece el marco para fomentar la segunda mediante inversiones en I+D, incentivos y colaboraciones público-privadas, los avances en innovación a menudo requieren ajustes en estas políticas para poder captar nuevas oportunidades tecnológicas y adaptarse a un entorno en constante cambio.

El también ex primer ministro italiano incide en la necesidad urgente de una revisión profunda de las políticas industriales europeas. Draghi advierte que, sin una transformación radical y una inversión significativa, la UE podría enfrentar una “lenta agonía” y la pérdida de su relevancia en el ámbito internacional.

Por ello, propone un ambicioso plan de inversión que asciende a 800.000 millones de euros anuales, con emisión de deuda conjunta, revisión de las reglas de competencia y su flexibilización para permitir que las empresas europeas crezcan y sean más innovadoras. El italiano hace hincapié también en la desigualdad que existe en materia de productividad y tecnología, al señalar que la brecha en innovación es un factor clave en el estancamiento de la competitividad europea.

Estas propuestas plantean sin duda un desafío de gobernanza para la UE. Por un lado, estos objetivos tendrán que vencer la resistencia de algunos países como Alemania, la mayor beneficiaria de ayudas de Estado de la UE (uno de cada dos euros dedicados a este fin). Por otro lado, están los países del sur de Europa, que previsiblemente apoyarán una mayor flexibilidad en las ayudas de Estado y la financiación pública. El rol de la inversión privada – vista tradicionalmente con mejores ojos por los países nórdicos – es otro de los puntos de la discusión.

Barreras para la innovación en Europa

Draghi señala en su informe cómo Europa enfrenta varios desafíos que limitan su capacidad de innovación en comparación con EE UU y China.

La estructura industrial es estática. Si en EE UU la inversión se ha trasladado a sectores innovadores como el digital, en Europa esta sigue concentrada en industrias maduras, como la automoción, lo que limita el crecimiento en sectores emergentes. Este contexto genera un problema de productividad en la UE, que a medio plazo puede ser grave. La inteligencia artificial va a transformar radicalmente sectores clave como el farmacéutico, el diseño y la fabricación de vehículos, las operaciones logísticas, los mantenimientos predictivos, la predicción de la demanda y las redes eléctricas inteligentes, entre otros.

El ciclo de innovación es débil. Existen obstáculos en el proceso de llevar innovaciones a mercado. La falta de apoyo público enfocado en innovaciones disruptivas y la fragmentación en la financiación limitan la capacidad de la UE para escalar tecnologías avanzadas.

Faltan infraestructura y coordinación. La UE se queda atrás en la provisión de infraestructuras de última generación, como redes de fibra y 5G. La fragmentación del mercado y la falta de coordinación dificultan el desarrollo de grandes proyectos de infraestructura y la comercialización de nuevas tecnologías.

Problemas regulatorios. Las barreras regulatorias en Europa son complejas y varían entre países, lo que desincentiva a las empresas tecnológicas a operar a gran escala en la UE. Las leyes y regulaciones fragmentadas también generan altos costos de cumplimiento.

Desventajas en financiación y crecimiento. La financiación de capital de riesgo en la UE es baja en comparación con EE UU y China. Muchas startups europeas se trasladan a EE UU en busca de mejores oportunidades.

Sector farmacéutico. La UE dedica menores inversiones en I+D y presenta un proceso regulatorio más lento en comparación con EE UU.

El rol de la innovación y el programa marco de investigación y desarrollo

La innovación es esencial para desarrollar tecnologías limpias y sostenibles que permitan a la UE alcanzar sus objetivos de descarbonización. Esto incluye la manufactura de baterías avanzadas, energías renovables y otras tecnologías verdes que reduzcan la dependencia de combustibles fósiles. La UE debe desvincular los precios de los combustibles fósiles de los de las energías renovables y otras fuentes, en la composición del precio de la electricidad. Las políticas que fomentan la investigación y el desarrollo y la adopción de nuevas tecnologías pueden aumentar la productividad y la competitividad de las empresas europeas en el mercado global.

Para aprovechar el impulso de la descarbonización, Draghi propone enfocar el apoyo en la manufactura de tecnologías limpias donde la UE tenga ventaja estratégica, como las baterías. En este tipo de tecnología con gran potencial de crecimiento se deberían centrar los fondos del próximo Marco Financiero Plurianual.

Para alcanzar el 3% del PIB de los Estados miembros en inversión para la innovación, son necesarios incentivos financieros, coordinación y colaboración, así como fortalecer el próximo programa-marco (FP10). Tal y como proponen Draghi y muchas organizaciones empresariales, grandes corporaciones, administraciones públicas y universidades, es necesario doblar el presupuesto del actual programa.

En cuanto a Horizon Europe – el mayor programa de financiación de la innovación, Draghi pide, sin tibieza alguna, reducir las prioridades comunes, aumentar el presupuesto para innovaciones disruptivas y reformar el Consejo Europeo de Innovación (EIC, por sus siglas en inglés) con el objetivo de apoyar proyectos de alto riesgo. Su recomendación es duplicar el presupuesto hasta alcanzar los 200.000 millones de euros para el siguiente periodo.

Otras de sus sugerencias para la política de innovación se centran en la mejora de la coordinación de la I+D pública, el apoyo a la comercialización de los resultados a través de la simplificación de la gestión de derechos de propiedad intelectual, la adopción de una patente unitaria y la regulación para las empresas pequeñas y un nuevo estatus legal para las start-ups innovadoras.

La UE tiene una oportunidad única de reducir el coste del despliegue de la inteligencia artificial aumentando la capacidad informática y poniendo a disposición su red de ordenadores de alto rendimiento EuroHPC Joint Undertaking.

La política de competencia, la pieza angular de la estrategia

En el nuevo organigrama de la Comisión Europea recién desvelado por Von der Leyen, la vicepresidenta tercera del Gobierno de España, Teresa Ribera, reconocida por su impecable trayectoria en políticas climáticas, asumirá la cartera de Competencia, uno de los pilares fundamentales del informe Draghi. El trabajo que le espera será de gran envergadura, puesto que las políticas climáticas, las de industria y descarbonización, y las de la competencia tendrán que converger para conseguir los ambiciosos objetivos propuestos por Draghi.

Por ello, Ribera deberá liderar la modernización de la política de competencia de la UE, un desafío complejo e imprescindible. Enmarcadas en el Clean Industry Deal, estas políticas comprenderán nuevas ayudas de Estado que aseguren el desarrollo de tecnologías verdes.

La creciente importancia de los Proyectos Importantes de Interés Común Europeo (IPCEI, por sus siglas en inglés) seguirá reforzando su papel estratégico, facilitando la cooperación entre los Estados miembros. Sin embargo, también emergerán tensiones relacionadas con los equilibrios de poder. Ya se han observado estas disputas en algunas infraestructuras estratégicas desarrolladas por la UE, donde distintos intereses nacionales han entrado en conflicto.

Ribera, quien se convertirá en la socialista europea más influyente en el nuevo organigrama propuesto por Von der Leyen, colaborará estrechamente con Stéphane Séjourné, liberal francés y vicepresidente ejecutivo de Prosperidad y Estrategia Industrial, y con el popular holandés Wopke Hoekstra, comisario de Clima.

Esta cooperación será fundamental para diseñar una estrategia que combine competitividad, productividad y descarbonización. Los tres gestionarán el programa Innovation Fund (40.000 millones de euros para el periodo 2020-2030); el Fondo Social para el Clima (86.000 millones de euros para el periodo 2026–2032); el Fondo de Transición Justa,  con una financiación de 17.500 millones de euros para el periodo 2021–2027; el mecanismo CEF (Conectar Europa) para la construcción de redes transeuropeas sostenibles en los ámbitos del transporte, energía y servicios digitales, con un presupuesto de más de 5.000 millones de euros para el periodo 2021-2027, según un análisis del Real Instituto Elcano. A estos se añade InvestEU, del que el Banco Europeo de Inversiones es el socio principal, con una garantía a cargo del presupuesto europeo de 26.200 millones euros para 2021-2027 con el fin de estimular las inversiones.

La innovación, junto con la asignación adecuada de recursos, será el eje central para alcanzar estos objetivos, asegurando que la política europea avance hacia una economía más verde y competitiva.

Persona experta

Susana Garayoa
Susana Garayoa

Sede de Bruselas

Responsable de Relaciones Institucionales en Bruselas