Las fuerzas y cuerpos de seguridad se enfrentan a varios retos económicos y demográficos en el desempeño de sus funciones, afrontando periódicamente situaciones complejas y de alto riesgo para las que la formación tradicional inicial – centrada principalmente en actividades físicas como la defensa personal, la detención, el tiro y la conducción – no les pudo preparar. Además, la rápida evolución del panorama social, económico y político, tanto a escala nacional como internacional, complica aún más estos retos y enciende nuevas tensiones.
En el contexto descrito, resulta imperativo mejorar las capacidades de la Unión Europea para combatir y prevenir la delincuencia mediante el aprovechamiento de las tecnologías digitales y el desarrollo de herramientas operativas innovadoras. Sin embargo, este esfuerzo debe complementarse con una formación exhaustiva que capacite a las autoridades sobre el terreno para utilizar eficazmente estas herramientas en situaciones operativas y aprovechar sus ventajas.
Por ejemplo, un aspecto crítico de la lucha contra todas las formas de delincuencia organizada consiste en mejorar y facilitar el intercambio de información operativa, lo que requiere impartir formación común, realizar ejercicios conjuntos e intercambiar las mejores prácticas entre los distintos actores. Las autoridades policiales también deben mantenerse al día de los rápidos avances tecnológicos que emplean los delincuentes dedicados a actividades transnacionales.
A este respecto, es vital la coordinación en el desarrollo de herramientas y formación, tanto entre los Estados miembros como entre los distintos sectores, especialmente en ámbitos como la investigación forense digital, la inteligencia de fuentes abiertas y las investigaciones en la deep web. El desarrollo de programas de sensibilización para proporcionar a los profesionales de la seguridad una mejor comprensión de la delincuencia grave y organizada también es esencial para construir una UE más segura.
El fondo FSI y otros programas
Para hacer frente a estos desafíos multifacéticos, se están poniendo en marcha nuevas oportunidades para proyectos en el ámbito de la seguridad civil en el marco del programa del Fondo de Seguridad Interior (FSI), bajo la supervisión de la Dirección General de Migración y Asuntos de Interior (DG HOME) de la Comisión Europea. Dotado con un presupuesto de 1.930 millones de euros para el período 2021-2027, este programa ofrece subvenciones para proyectos de colaboración operativos, de formación y orientados a la creación de redes.
Basándose en los éxitos de su predecesor, el Fondo de Seguridad Interior-Policía, que financió más de 250 proyectos entre 2014 y 2020, el FSI ha seguido desempeñando un papel fundamental en la mejora de la seguridad interior. Un ejemplo notable es el proyecto Global Drug Intelligence Network (GDIN), diseñado para frenar el tráfico ilícito de drogas mediante el intercambio de información operativa con terceros países.
Otro proyecto digno de mención es el de Sinergias para proteger los lugares de culto y las reuniones religiosas (SPIRIT). Esta iniciativa pretende mejorar la preparación y la capacidad de respuesta de los lugares de culto y las reuniones religiosas en un entorno multifuncional y multinivel. Para ello, dota a las partes interesadas de herramientas y conceptos de seguridad modernos.
En el ámbito de Internet, el proyecto Tecnología contra el Terrorismo en Europa (TATE) ayuda a los proveedores más pequeños a impedir que los terroristas difundan sus contenidos. Su misión es sensibilizar a estos agentes mediante la creación de una serie de interacciones únicas.
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Aunque el FSI sigue siendo la principal fuente de financiación de acciones operativas y de creación de redes entre las autoridades policiales y judiciales de la UE, otros programas de financiación abordan estos aspectos a un nivel más amplio. Entre ellos se encuentran los topics del Clúster 3 de Horizon Europe, el Fondo para la Gestión Integrada de las Fronteras, InvestEU y los fondos de la política de cohesión para la resiliencia de las infraestructuras críticas y la protección de los ciudadanos en los espacios públicos.
En resumidas cuentas, el empeño por reforzar la seguridad interior requiere un enfoque holístico que combine herramientas operativas de vanguardia, formación integral y esfuerzos de colaboración. Los retos a los que se enfrentan las fuerzas del orden exigen estrategias adaptables que no sólo sigan el ritmo de los avances tecnológicos, sino que también fomenten la cooperación internacional.
Mientras Europa navega por las complejidades del panorama de la seguridad moderna, sigue siendo primordial el compromiso con la innovación, la colaboración y la mejora continua. La financiación existente, en particular en el marco del FSI, representa mecanismos cruciales en este empeño, contribuyendo a la seguridad general y al bienestar de la Unión Europea y sus ciudadanos.
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