El salto estratégico de Europa hacia el futuro de la conectividad

Imagina un mundo en el que las cirugías críticas se realicen de forma remota, en tiempo real, sin el más mínimo retraso. Donde los vehículos autónomos tomen decisiones en fracciones de segundo basándose en enormes flujos de datos, y los estudiantes asistan a aulas holográficas realistas desde regiones remotas o continentes lejanos. Estos escenarios, que antaño pertenecían a la ciencia ficción, ya están siendo concebidos dentro del marco de la próxima generación de redes móviles: el 6G.

Desde la perspectiva de los actuales programas de investigación e innovación de la UE centrados en las tecnologías digitales, el 6G no se percibe únicamente como una evolución tecnológica, sino como un momento decisivo para definir cómo Europa pretende configurar su soberanía digital. Las decisiones políticas y de financiación que se adopten hoy influirán de forma significativa en las redes de las que dependeremos en las próximas décadas.

Si bien el 5G supuso avances notables en velocidad y conectividad, las redes 6G responden a una nueva oleada de exigencias tecnológicas y sociales. La explosión de datos, la incorporación de la inteligencia artificial en las operaciones de red y la necesidad de comunicaciones ultra fiables y de baja latencia crean conjuntamente la necesidad de desarrollar una infraestructura de red más avanzada. El 6G aspira a dar soporte a aplicaciones como los gemelos digitales, la realidad extendida, los sistemas autónomos y la sanidad de precisión.

Los pilares tecnológicos del 6G incluyen el uso de frecuencias en el rango de los terahercios para transmisiones de datos ultrarrápidas, arquitecturas nativas de inteligencia artificial que permitan la optimización en tiempo real, capacidades integradas de sensado en la red y comunicaciones cuánticas para una seguridad reforzada. Además, la convergencia entre la computación en el borde (edge) y en la nube (cloud) permitirá una distribución de datos eficiente y una capacidad de respuesta oportuna.

Integrar la inteligencia artificial en el núcleo de la red representa uno de los cambios más profundos: la llegada de sistemas autooptimizables y conscientes del contexto que superan ampliamente las capacidades actuales. Estos avances tecnológicos están siendo coordinados estratégicamente a través de importantes iniciativas europeas de investigación e inversión.

Principales proyectos europeos en redes 6G

La Unión Europea está apoyando esta transición mediante programas coordinados bajo Horizon Europe y Digital Europe. En el centro de estos esfuerzos se encuentra la Empresa Común de Redes y Servicios Inteligentes (Smart Networks and Services Joint Undertaking, SNS JU), una asociación público-privada iniciada en 2021. Con una inversión combinada que supera los 1.800 millones de euros, la SNS JU impulsa el liderazgo europeo en investigación, innovación y estandarización del 6G.

Uno de los proyectos emblemáticos dentro de este ecosistema es Hexa-X, la primera iniciativa europea de investigación sobre las redes 6G, que se desarrolló entre 2021 y 2023 bajo la coordinación de Nokia. Con 25 socios del ámbito académico e industrial, Hexa-X tenía como objetivo definir la visión inicial, los principales casos de uso y los bloques tecnológicos fundamentales del 6G.

Su alcance incluía exploraciones sobre el acceso radio en terahercios, la integración de IA para inteligencia de red y la conceptualización de aplicaciones en entornos inteligentes y robótica. Para dar continuidad a estas bases, la UE lanzó Hexa-X-II en 2023, ampliando el consorcio a 44 socios. Este nuevo proyecto pretende diseñar una arquitectura de sistema 6G completa, de extremo a extremo, que integre comunicación, sensado y computación. Destaca especialmente el énfasis de Hexa-X-II en incorporar los principios europeos —confianza, sostenibilidad e inclusión— en el propio diseño de las futuras redes, garantizando así la alineación con los valores y objetivos estratégicos de la UE.

Complementando estos esfuerzos, el proyecto 6G-Sandbox está creando una infraestructura de pruebas paneuropea, con sedes en España, Alemania, Finlandia y Grecia. Esta iniciativa permite ensayos reales de tecnologías 6G y actúa como un puente crucial entre la investigación teórica y el despliegue práctico. Otros proyectos, como Terrameta y 6G-NTN, abordan retos específicos como el desarrollo e integración de redes no terrestres —como los satélites y plataformas de gran altitud— dentro del ecosistema 6G más amplio.

En el ámbito global, las reds 6G se han consolidado como un campo clave para el liderazgo tecnológico y económico. Países como China, Estados Unidos, Corea del Sur y Japón están invirtiendo intensamente para influir en la dirección de los estándares globales y los despliegues del 6G. China lidera actualmente las solicitudes de patentes relacionadas con el 6G y planea realizar sus primeras pruebas en 2025. La estrategia surcoreana K-Network 2030 tiene como objetivo su comercialización en 2028, mientras que Estados Unidos apoya el desarrollo del 6G a través de iniciativas como Next G Alliance y mediante inversiones contempladas en su Chips Act.

Impacto del 6G en la soberanía digital

La estrategia europea se distingue por su enfoque en la apertura, la gobernanza ética y la coherencia política. Aunque mantiene marcos de cooperación con socios globales, la UE está reduciendo simultáneamente sus dependencias estratégicas y reforzando su capacidad tecnológica interna. Iniciativas que combinan microelectrónica, computación en el borde e inteligencia artificial fiable reflejan esta visión integrada de soberanía digital.

La visión europea de las redes 6G va mucho más allá de las especificaciones técnicas. Se basa en la ambición de construir una red segura, accesible y medioambientalmente responsable. Los proyectos financiados a través de la SNS JU priorizan explícitamente estos aspectos desde el principio, integrando la sostenibilidad y la inclusión como principios fundamentales.

Solo para mencionar un ejemplo, se espera que las tecnologías 6G desempeñen un papel clave en el apoyo al Pacto Verde Europeo, al permitir redes energéticas más eficientes, facilitar el monitoreo climático a gran escala y respaldar procesos industriales más sostenibles. Además, al abordar las brechas de cobertura en regiones rurales o desatendidas, la infraestructura 6G pretende reducir la brecha digital y garantizar un acceso equitativo a los servicios avanzados en todas las comunidades.

El camino hacia las redes 6G plantea retos complejos, como la armonización normativa, la inversión en infraestructuras a gran escala y la formación de la mano de obra necesaria. No obstante, la Unión Europea ya ha establecido bases sólidas, con más de 80 proyectos de investigación e innovación completados o en curso. Estos esfuerzos están guiando colectivamente a Europa hacia un despliegue objetivo en 2030.

A medida que avanza la estandarización y comienzan las implantaciones piloto, el compromiso de Europa con un futuro digital seguro, inclusivo y sostenible se hará aún más evidente. Si estas iniciativas mantienen su trayectoria actual, el 6G podría convertirse en uno de los grandes logros de la Década Digital Europea, no solo transformando la conectividad, sino también redefiniendo cómo vivimos, interactuamos e innovamos en los años venideros.