Envasar carne fresca con productos derivados de la madera

El mundo se enfrenta a una crisis de contaminación sin precedentes: la mezcla de sustancias químicas sintéticas, especialmente plásticos, en cientos de productos cotidianos está poniendo en peligro la salud humana y la vida salvaje. Uno de los mayores problemas es la enorme cantidad de residuos de envases de plástico que se generan y su limitada tasa de reciclado, que a escala mundial solo alcanza el 40%, según Eurostat. En este contexto, Redysign, un nuevo proyecto financiado por la Circular Bio-based Europe Joint Undertaking, desarrollará nuevos materiales sostenibles fabricados casi exclusivamente con componentes de madera que luego se ensamblarán para sustituir al omnipresente envase de plástico no circular que se utiliza actualmente para la distribución de carne fresca.

De esta forma, Redysign contribuirá a colmar las lagunas existentes relacionadas tanto con las limitaciones técnicas de los actuales productos de base biológica como con la eficiencia de los procesos de producción (bio)industriales asociados. El proyecto está alineado con las medidas que la Unión Europea está tomando en este ámbito y con los nuevos conocimientos tecnológicos, la concienciación de los consumidores sobre los efectos de los residuos plásticos y el correspondiente aumento de la demanda de soluciones de envasado basadas en la madera.

Envases de madera : origen y objetivos

Liderado por Tecnalia Research and Innovation y lanzado oficialmente el 3 y 4 de octubre en Bilbao con la participación de los miembros del consorcio y el responsable del proyecto de CBE, a lo largo de sus cuatro años de duración Redysign trabajará en la creación de un envase para carne fresca completamente biobasado, inteligente y reciclable. En él, cada producto intermedio – la bandeja, el revestimiento de barrera, la almohadilla absorbente y la película transparente – estará fabricado casi exclusivamente con componentes de madera. Para ello, se desarrollarán 12 procesos innovadores de uso eficiente de los recursos. Además, la solución de envasado incorporará dos sensores para evitar el deterioro de los alimentos: uno detectará la putrefacción temprana y el otro, las rupturas de la cadena de frío durante la distribución y el almacenamiento de la carne.

El proyecto también aplicará dos innovaciones para mejorar la eficiencia del reciclado. La primera consiste en utilizar marcadores de identificación específicos para clasificar con precisión los productos biocontaminados en la planta de tratamiento de residuos. La segunda se basa en la aplicación de tratamientos avanzados de oxidación para higienizar los materiales y reducir el consumo de energía en la posterior operación de recuperación de fibras, con lo que el proceso de reciclaje será más eficiente desde el punto de vista energético.

Para llevar a cabo el proyecto, un consorcio multidisciplinar formado por 13 socios distribuidos en 7 países europeos reúne a algunas de las empresas e institutos de investigación más avanzados del sector europeo de base biológica. Zabala Innovation, como consultora orientada a la innovación, liderará las tareas de comunicación, difusión y análisis y compromiso de las partes interesadas, tareas cruciales para lograr el mayor impacto de los resultados del proyecto.

Triple impacto

Mediante la sustitución de envases de origen fósil por envases de origen biológico, Redysign pretende tener un triple impacto. En primer lugar, un impacto medioambiental, contribuyendo a la estrategia a largo plazo de la UE 2050 para una Europa climáticamente neutra. En segundo lugar, un impacto económico, allanando el camino para la comercialización de nuevos productos de envasado sostenibles muy demandados en el mercado de la carne fresca. En tercer y último lugar, un impacto social, al ampliar la cuota de mercado de los envases de origen biológico y, por lo tanto, creando nuevos puestos de trabajo en la cadena de valor forestal y en las industrias de origen biológico.

Al adoptar materiales sostenibles, Redysign encarna un ejemplo concreto de economía circular, en la que cada etapa de la cadena de producción está pensada para minimizar su impacto en el planeta.