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ENTREVISTA

Cuando la recompensa de elegir una vocación STEM es muy gratificante

Día STEM

La ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas conforman el cuarteto de disciplinas que da nombre al término STEM (el acrónimo de las siglas de estas modalidades en inglés). El 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, o el Día de la Mujer STEM, una efemérides necesaria ya que la mujer está claramente infrarrepresentada en las estadísticas asociadas con la ciencia.

Según el informe de 2021 ‘Científicas en Cifras’, elaborado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, las mujeres están muy poco representadas en estudios como la ingeniería (sólo un 25%) o tienen menores tasas de éxito y reciben proporcionalmente menos financiación que sus homólogos en proyectos de I+D.

En Zabala Innovation podemos decir con orgullo que hay 162 mujeres STEM en plantilla (ingenieras, químicas, físicas, biólogas, ambientalistas, etc.) contribuyendo a que la innovación y los proyectos vanguardistas se hagan realidad.  Y hemos querido rendir nuestro particular homenaje a todas las mujeres STEM entrevistando a tres de nuestras compañeras que protagonizan la imagen de cabecera de esta entrada: la doctora en Química Audrey Valette (a la derecha), la ingeniera química Margot Delestre (en el centro) y la ingeniera industrial mecánica, Maribel Ugarte (a la izquierda).

A continuación puedes leer la entrevista a Maribel Ugarte, en la que explica por qué las mujeres STEM no solo visten bata blanca:

Pensándolo ahora, lo que tuve fueron personas que me impulsaron a explotar mis propias capacidades. Mis padres, mis profesores… lo que hicieron fue ofrecernos todas las opciones para que fuéramos encontrando nuestro camino. En mi casa, a pesar de ser dos niñas, lo mismo teníamos muñecas que coches de juguete, y en el colegio lo mismo participabas en una obra de teatro que en el taller utilizando un taladro de columna.

Sabía que me gustaban las disciplinas técnicas vistas desde un punto de vista de lo que puedes encontrar en el mundo real. Cuando de niña iba al colegio, veía de camino un taller de reparación de coches y me llamaba la atención cómo se podían desmontar las cosas para arreglarlas. Pero no tenía una vocación clara, por lo que la ingeniería industrial me abría un abanico amplio para seguir descubriendo temas desde un punto de vista más generalista.

Sí, éramos claramente minoría. Sin embargo, en mi promoción hubo un porcentaje mayor a los años anteriores. Aún recuerdo el primer día de clase, cuando entró un profesor y comentó que era un año excepcional por la cantidad de alumnas matriculadas. Creo que al año siguiente volvió a descender el número.

Creo que ha sido causa de las propias salidas profesionales. En el caso de la empresa industrial, y en concreto en el sector de la automoción que es donde comencé, lo que encontrabas en el entorno laboral eran mayoritariamente hombres. Recuerdo que en mi primera entrevista de trabajo como ingeniera, la mujer de la empresa de contratación que me entrevistó me dijo: “Cumples con el perfil, pero la empresa solicitó un ingeniero; tengo que preguntar si no tienen objeción en que sea una ingeniera”. En este caso, fue la mala interpretación de la ETT porque la empresa industrial no tenía ningún tipo de prejuicio contra las mujeres en puestos técnicos.

Vuelvo a pensar que es más un tema de sectores de actividad. En ámbitos STEM como la medicina, la química o la biología hay una amplia representación femenina. Sin embargo, en otros temas técnicos como las ingenierías o la robótica hay menos mujeres. En mi opinión es por los sectores a los que se dirige, como el industrial.

Tanto la relación cliente-proveedor como la relación entre puestos de responsabilidad y mano de obra directa en el entorno industrial impulsaban una relación hombre-hombre. Parecía que una mujer podría imponer menos respeto o que no se la tomase tan en serio. Además, está la implicación de los puestos de responsabilidad que hacía difícil conciliar vida laboral y familiar en una época en la que el cuidado de la familia recaía mayoritariamente en las mujeres. Sin embargo, con el cambio generacional en la sociedad o en los puestos directivos, estos prejuicios se han ido superando y hoy en día se valoran más las capacidades para los puestos directivos que el que la persona sea hombre o mujer.

Es cierto que muchas veces cuando hablamos de STEM se piensa en laboratorio, en personas de “bata blanca”. Sin embargo, me gusta defender que también hay otras disciplinas como la ingeniería industrial de “bata azul” que también son STEM. Y hoy en día han muchas más: la informática, los analistas de sistemas… que pueden incluso trabajar en pijama desde sus casas (ríe).  Ahora en serio, hay muchas salidas profesionales: la investigación, los puestos de investigación y desarrollo o innovación, la coordinación operativa y la gestión de proyectos, la gestión de la calidad y del medioambiente, la mejora continua… Y por supuesto también la docencia en todos sus ámbitos (desde primaria hasta universitaria, pasando por la formación profesional), la divulgación científico-técnica, así como la consultoría y asesoría.

En general, una mente analítica y práctica, pero también curiosa y creativa. En este sentido, me parece muy acertada la incorporación del arte dentro de las disciplinas STEM, convirtiéndolas en STEAM. Las ciencias y la tecnología requieren potencial creativo e innovador, de modo que los profesionales STEM encuentran la motivación de no tener un trabajo meramente mecánico. Además, hay que tener claro que se requiere una formación continua porque las ciencias y la tecnología están en constante evolución.

En mi entorno personal tengo varios profesores y profesoras que me muestran que los centros educativos están haciendo un esfuerzo muy grande para eliminar los prejuicios y acercar ejemplos de mujeres en el ámbito STEM a las niñas de todas las edades. Con ello, se pretende que las niñas tengan referentes a seguir.

Pero en mi opinión, lo importante es que cada uno pueda elegir: si una niña quiere ser programadora informática o dedicarse a reparar coches, adelante; y si un niño quiere dedicarse a la enfermería o al cuidado de las personas mayores, pues también.

Que ellas pueden ser lo que quieran ser. Habrá que luchar por ello, pero la recompensa de dedicarse a algo que nos ilusiona es muy gratificante.