Según el cuadro de indicadores sobre la inversión de la industria europea en I+D publicado por la UE en diciembre de 2023 (EU Industrial R&D Investment Scoreboard 2023), en el mundo hay 2.500 empresas de 42 países, que en 2022 invirtieron en I+D, cada una de ellas, más de 53 millones de euros por empresa, y que, en conjunto, invirtieron en I+D la friolera de 1.250.000 millones de euros (cifra, más o menos, equivalente a todo el PIB de España en 2021). Utilizando un símil futbolístico, podemos decir que estas empresas son las que juegan la “Champions League mundial” de la I+D empresarial.
Los mayores inversores empresariales en I+D a nivel mundial son estadounidenses, con una inversión superior al 40% de esos 1,25 billones de euros, mientras que la UE y China compiten estrechamente por el segundo puesto, con el 17,5% y el 17,8% respectivamente.
La Unión Europea posee 367 empresas (un 15%) de las 2.500 empresas principales inversoras en I+D a nivel mundial. Entre esas empresas europeas solo hay doce empresas españolas, es decir, solo el 0,5% de las 2.500 empresas que juegan la “Champions” mundial de I+D son españolas.
Ranking de las empresas que más invirtieron en I+D
La primera de las 2.500 empresas, la que más invirtió en I+D en 2022, es la empresa estadounidense de software y servicios digitales Alphabet (más conocida como Google), con 37.033 millones de euros, lo que equivale a 1,9 veces todo el gasto, público y privado, en I+D realizado en España en ese mismo año (el gasto de España en I+D durante el 2022 fue, según el INE, 19.325 millones de euros); todo el esfuerzo en I+D de un país superado por una sola empresa.
La primera de las empresas europeas que aparece en ese ranking de la “Champions” empresarial en I+D es la empresa Volkswagen, que en 2022 invirtió 18.908 millones de euros en I+D, es decir, casi el mismo importe que todo el gasto de España en I+D en ese año.
Seguimos aterrizando, y la primera empresa española por esfuerzo en I+D es una entidad financiera, el Banco de Santander, que en 2022 invirtió en I+D 1.748 millones de euros, equivalente a un importe similar o incluso superior a todo el gasto, público y privado, en I+D realizado en ese mismo año por Comunidades Autónomas como Andalucía, el País Vasco o la Comunidad Valenciana (según el INE, en 2022 el gasto de I+D de Andalucía fue de 1.890 millones de euros, en el País Vasco fueron 1.772 millones de euros, y en la Comunidad Valenciana 1.485 millones de euros).
Pisar el acelerados en la I+D empresarial
Todas las cifras anteriores nos sirven para dimensionar el contexto mundial y europeo de la I+D empresarial, y son una cura de humildad, que no debe desmoralizarnos sin servir de acicate para pisar el acelerador en la I+D empresarial. Es cierto que en materia de I+D empresarial estamos donde estamos, porque tenemos el tejido empresarial que tenemos, compuesto mayoritariamente por pequeñas empresas, pero también tenemos empresas medianas y grandes que cada vez compiten más y mejor a nivel mundial, y hay que volcarse con ellas.
No hay recetas mágicas para pasado mañana. Solo con estabilidad y constancia en la I+D, tanto por parte de las empresas como de las administraciones públicas, se verán los resultados a medio y largo plazo.
En las administraciones públicas, la Unión Europea ya ha movido ficha, modificando en 2023 la normativa sobre ayudas de Estado, y ampliando los importes y la intensidad de ayuda pública que pueden recibir las empresas para sus proyectos de I+D. En concreto, la nueva normativa europea permite conceder hasta 35 millones de euros por empresa y proyecto de investigación industrial, o hasta 25 millones de euros por empresa y proyecto de desarrollo experimental, cubriendo hasta un 80% de los costes en I+D en determinados supuestos (cuando participan pymes en colaboración con otras empresas o centros de investigación).
Ahora corresponde a las administraciones públicas estatales y autonómicas aprovechar esta nueva normativa europea e intensificar sus programas de apoyo a la I+D empresarial, y estimular una colaboración mayor, y sobre todo estable, entre empresas y centros de conocimiento.
Si queremos seguir manteniendo empleos sólidos y de calidad necesitamos productos y procesos de valor añadido, capaces de competir en un mercado global, y ese valor añadido se obtiene fundamentalmente a través de la innovación y del esfuerzo empresarial en I+D. No hay atajos o alternativas para ello.
