Ir a noticias

ENTREVISTA

“La sostenibilidad ofrece una ventaja competitiva para posicionarse ante los grupos de interés”

sostenibilidad-Leire-Martiarena

El presente y el futuro de la innovación pasa por que sea socialmente responsable. Conscientes de la importancia de la sostenibilidad, en Zabala Innovation se ha apostado firmemente por esta realidad con la creación de un Área de Innovación Social. Su líder, Leire Martiarena, aborda en esta entrevista las ventajas de este tipo de innovación, los agentes implicados o las tendencias en este campo, entre otros interesantes aspectos.

¿Qué es exactamente la innovación socialmente responsable?

Es aquella que tiene en cuenta el impacto de las transformaciones en la sociedad y que procura tener un efecto positivo en la misma. Si además el proceso innovador nace con el propósito de ofrecer un beneficio a la sociedad y cuidar del planeta, podemos decir que no sólo es socialmente responsable, sino que tiene un propósito social.

Y aunque la motivación principal para comenzar un proceso innovador no sea el de conseguir un beneficio directo para la sociedad, todos los procesos innovadores pueden (o tienen) que ser responsables, anticipando y evitando cualquier impacto social negativo y maximizando los impactos positivos.

De manera más oficial, podemos referirnos al término de Investigación e Innovación Responsables (RRI por sus siglas en inglés), un concepto potenciado por la Comisión Europea en el programa de financiación Horizonte 2020, que se refiere a tener en cuenta los riesgos que la ciencia y la tecnología pueden generar para la sociedad, como consecuencia de su papel transformador.

¿Es real la integración del ciudadano en este modelo de sostenibilidad o queda un largo camino por recorrer?

Hay niveles diferentes de integración del ciudadano, y su estado es distinto dependiendo de la madurez del desarrollo tecnológico (TRL – Technology Readiness Level), el sector o el país en el que se desarrolla la innovación.

Lo que podemos encontrar en estos momentos es, en su mayoría, una integración parcial a través de cuestionarios puntuales o talleres de participación que se realizan al final del proceso de desarrollo, que sirven sobre todo de validación, pero que no permiten integrar la perspectiva ciudadana y su conocimiento de manera significativa. En general falta cultura, conocimiento y experiencia sobre la participación ciudadana y los diferentes enfoques para trabajar en conjunto con la sociedad.

¿Qué ventajas competitivas ofrece?

La principal ventaja es el desarrollo de productos y servicios que responden mejor a las necesidades de sus usuarios, es decir, que competirán mejor en el mercado. Además, la integración de múltiples perspectivas en su diseño, fabricación y testeo permite tener en cuenta un mayor número de variables y alternativas, contribuyendo a que sean más sostenibles a nivel ambiental, social y económico.

En este sentido, la sostenibilidad es una variable que está cobrando cada vez más relevancia en los mercados, por lo que integrarlo como uno de los ejes o valores de un producto, servicio, o incluso organización, ofrece una ventaja competitiva para posicionarse ante diferentes grupos de interés: en los últimos cinco años la sostenibilidad ha cobrado cada vez más importancia en las decisiones de compra de los consumidores, que tienen en cuenta no sólo el impacto ambiental sino también la garantía sobre condiciones laborales más justas a la hora de decidirse por un producto u otro. Según estudios recientes, más del 30% de consumidores españoles estaría dispuesto a pagar más por productos y servicios más sostenibles.

Por último, y aunque no sea una ventaja competitiva que se considere al principio, la participación ciudadana y los procesos de co-creación facilitan la aceptación social de la nueva tecnología, lo que incrementa sus posibilidades de éxito en una posterior fase de escalado del servicio o producto.

¿Qué otros de grupos de interés encontramos?

Si atendemos a otro grupo importante, el de los inversores, vemos también que en los últimos años está aumentando el volumen de fondos destinados a inversiones que siguen criterios ESG (Ambiental, Social y de Gobernanza, por sus siglas en inglés), por lo que una organización o proyecto sostenible puede tener un mayor y mejor acceso a financiación.

En cuanto a las administraciones públicas, la inclusión de cláusulas sociales se ha hecho cada vez más común y podemos encontrarlas prácticamente en cualquier concurso u programa de financiación pública, por lo que, en estos momentos, más que una ventaja competitiva, puede considerarse un requisito necesario.

¿La colaboración entre los distintos agentes sociales es clave para implementar este tipo de innovación?

Es imprescindible. Si algo nos han demostrado los proyectos financiados por la Unión Europea es que la innovación requiere de la fusión o trabajo conjunto entre diferentes actores, combinar diferentes disciplinas y áreas de conocimiento. Hasta ahora se ha puesto mucho énfasis en la colaboración entre administración pública, empresa privada y academia, pero en los últimos años la necesidad de incluir a otro actor, a la sociedad, se ha hecho evidente.

Así que se trata de colaborar para encontrar un punto intermedio entre las necesidades y expectativas de la sociedad, las posibilidades tecnológicas y los recursos naturales y económicos.

¿Cuáles son actualmente las principales tendencias en este campo?

Estamos viviendo una época en la que la participación ciudadana, a través de diferentes mecanismos, ha dejado de ser una extra o un plus para ser un requisito. La sostenibilidad, incluida la dimensión social, es cada vez más valorada y demandada en todos los ámbitos. La administración pública está sujeta a leyes de transparencia que establecen la obligación de informar y consultar a la ciudadanía.

Por su parte, el sector privado comenzó a integrar la sostenibilidad y las relaciones con sus grupos de interés a través de la Responsabilidad Social Corporativa, y ahora se ve respaldada por directivas europeas como la de divulgación de información no financiera e información sobre diversidad (Directiva 2014/95/UE del Parlamento Europeo y del Consejo). En esta línea, la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) están marcando una guía de acción tanto para el sector público como el privado.

¿En qué sentido?

Desde su publicación en 2015, los ODS han supuesto un llamamiento para asumir la responsabilidad de los diferentes actores en la consecución de un desarrollo sostenible, que respete el medioambiente y a las personas. Otro aspecto interesante de los ODS es que han dado lugar a un gran número de estudios y guías que analizan el potencial de diferentes sectores económicos para contribuir a la consecución de los objetivos, de manera positiva y negativa, y las medidas más adecuadas para que maximizar su impacto positivo y minimizar el negativo.

¿Cómo se ven reflejadas estas tendencias en los proyectos de innovación y desarrollo?

El enfoque debe centrarse en que el proyecto sea responsable, y así lo exigen los programas de financiación. Esto significa que el proyecto va a evitar cualquier impacto negativo a nivel ambiental y social. Por lo tanto, establecemos aquí un requisito mínimo, que nos pide realizar un análisis de impacto social.

Por otro lado, la participación ciudadana nos permite integrar el conocimiento de diferentes grupos de interés en el proceso de desarrollo para diseñar soluciones mejores. A efectos prácticos, esto se traduce en una comunicación continua con los grupos de interés y la puesta en marcha de procesos de co-diseño y co-creación.

Todo este proceso de colaboración nos permite incrementar el grado de madurez social de la tecnología (Societal Readiness Level – SRL), que debería ir avanzando a medida que lo hace el nivel de madurez tecnológica o TRL.

¿Cuáles son los sectores más avanzados en este sentido?

Estamos viendo grandes transformaciones en organizaciones y empresas más tradicionales. Han tenido un mayor desarrollo en materia de responsabilidad social sectores como el de la salud, el energético, las industrias extractivas y la movilidad y, en los últimos años, todos aquellos relacionados con los bienes de consumo, como puede ser la industria textil o la agroalimentaria.

No es casualidad que se trate de sectores que cuentan con un historial de conflictividad y controversia a nivel social y ambiental debido a prácticas poco sostenibles que se han traducido en impactos negativos, tanto para la sociedad como para el medioambiente. La necesidad de transformar estos sectores, desde el punto de vista de la sostenibilidad y la responsabilidad social, ha hecho que hayan avanzado más que otros en la última década.

¿Cómo apoya la Unión Europea la innovación social?

Lo hace de manera transversal, incluyendo la sostenibilidad, la innovación social y la participación ciudadana como aspectos transversales de los proyectos de innovación y desarrollo.

Si entendemos la innovación social como un producto, servicio o proceso que buscar dar respuesta a una necesidad social, cualquier proyecto de innovación, incluso los más tecnológicos, tienen potencial para generar innovación social. Este carácter transversal es lo que ha querido reflejar la Comisión Europea a través del desarrollo de la innovación social, la participación ciudadana y el co-diseño en todas las áreas de investigación y desarrollo, desde salud a bioeconomía, pasando por las tecnologías de la información y la fabricación avanzada.

Además, existe una unidad específica dentro de la Comisión Europea, DG GROWTH, que impulsa la economía social.

¿Cuáles son sus principales programas de financiación?

La Comisión Europea apoya la innovación social a través del Fondo Social Europeo, cuya transferencia de fondos se realiza sobre todo a nivel de Estados Miembros y regiones, y el programa EASI, que ofrece algunas líneas de financiación, centradas sobre todo en la economía social, la formación y la creación de empleo.

¿Cómo se les da apoyo en este ámbito, en qué líneas se trabaja?

Dentro de la innovación social, Zabala Innovation trabaja sobre todos dos áreas: la definición e implementación de procesos de co-diseño y co-creación, incluyendo la comunicación y el relacionamiento con diferentes grupos de interés, entre los que se encuentra la ciudadanía; y por otra parte, el estudio y la medición del impacto social de un proyecto o una tecnología.

En estos momentos, somos el socio encargado de asegurar que un proyecto de innovación sea responsable y sostenible, y realizamos ese trabajo de “interpretación” entre el lenguaje tecnológico y económico y el lenguaje más social o del día a día.

Al tratarse de actividades transversales, ofrecemos este apoyo en sectores como la energía, la fabricación, la adaptación al cambio climático o la movilidad, entre otros.

Actualmente, ¿cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta tu área?

Concienciar y formar en materia de innovación social y responsabilidad social, y también trabajar en conjunto con otros actores para acordar y desarrollar metodologías de medición de impacto social que puedan ser de aplicación estándar en el futuro, asegurando la rigurosidad de los análisis de impacto social. La innovación social y la responsabilidad social tienen un papel clave para asegurar que las transformaciones tecnológicas y económicas contribuyan al bienestar de la sociedad y no se traduzcan en mayores desigualdades.

En este vídeo podrás conocer mejor el trabajo del Área de Innovación Social de Zabala Innovation.