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ENTREVISTA

“La bioeconomía es clave para reducir el impacto ambiental y la dependencia de combustibles fósiles”

bioeconomía- Néstor Etxaleku

El desarrollo sostenible es el motor que debe mover a todo tipo de entes y organizaciones, y la bioeconomía juega un papel clave en este sentido. Para conocer mejor los entresijos de este campo tan necesario charlamos con Néstor Etxaleku, líder del Área de Alimentación y Bioeconomía de Zabala Innovation. Tendencias del sector, circularidad, cambio climático o propuestas europeas son algunos de los aspectos que nuestro experto analiza en esta entrevista.

Para empezar, podemos decir que la bioeconomía es un modelo económico basado en el uso de recursos biológicos renovables y en su transformación en nuevos productos o servicios de mayor valor añadido, como pueden ser bioenergía (los directamente identificables pellets de biomasa forestal o el biofuel de origen vegetal, el hidrógeno o biogás procedente del tratamiento de residuos de otros sectores productivos) u otros bioproductos como los aditivos alimentarios a partir de fibras o aceites naturales, los nuevos bioplásticos o el uso de lignina para obtener nuevas moléculas.

La bioeconomía surge como respuesta a los retos medioambientales y sociales actuales para garantizar el suministro y reparto justo de los alimentos, mitigar los efectos del cambio climático y reducir la utilización de combustibles fósiles. Además, permite generar nuevas oportunidades para el desarrollo económico y el empleo, especialmente importante en zonas rurales.

La bioeconomía pretende impulsar tanto el desarrollo sostenible como la circularidad. Mediante su implementación se reduce la cantidad total de residuos y su impacto asociado. También se ahorra energía, minimizando la contaminación del suelo, el aire y el agua, contribuyendo así a evitar daños en el medioambiente, el clima y la biodiversidad.

Algunas de las líneas principales de actuación son la renovación del tejido industrial y de los procesos asociados a sectores como la agricultura, la silvicultura, la acuicultura y otras industrias asociadas, especialmente relacionadas con las zonas rurales; la restauración de los ecosistemas degradados y mantenimiento de la biodiversidad; la mejora de la sostenibilidad de los sistemas alimentarios, así como incrementar su seguridad, calidad y la confianza de los consumidores; aumentar la circularidad y el desarrollo de innovaciones basadas en materias primas de origen biológico dentro de la UE, o reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera y reducir la dependencia actual de los recursos fósiles, entre otras.

Sí, es una de las bases que marcan las tendencias del área de Alimentación y Bioeconomía. Por un lado, la bioeconomía es clave para reducir la dependencia de combustibles fósiles, transformar la fabricación e impulsar nuevos modelos productivos sostenibles, circulares y con alto valor añadido, bien en el ámbito energético o en el de los bioproductos.

Por otro lado, el sistema alimentario se ha convertido en uno de los principales elementos para la lucha contra el cambio climático. Lo que comemos, y cómo se produce, ocupa un papel crucial, ya que el sector alimentario representa en torno a una tercera parte de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial y los efectos del calentamiento global inciden cada vez más en la seguridad alimentaria del planeta.

La estrategia ‘De la granja a la mesa’ se alinea directamente con las prioridades establecidas en el Pacto Verde Europeo. La estrategia persigue hacer que los sistemas alimentarios sean justos, saludables y respetuosos con el medioambiente, por lo que se trata de una filosofía totalmente de actualidad y con muchas actuaciones todavía por implementarse.

Se ha visto que los sistemas alimentarios no pueden ser resistentes a crisis como la pandemia de la Covid-19 o la derivada de la actual guerra en Ucrania si no son sostenibles. Por ello, todavía es necesario rediseñar los sistemas alimentarios que hoy representan casi un tercio de las emisiones globales de GEI y consumen grandes cantidades de recursos naturales. Esto da como resultado la pérdida de biodiversidad e impactos negativos para la salud (debido tanto a la desnutrición como a la sobrenutrición) y no permiten retornos económicos justos y medios de subsistencia para todos los actores, en particular para los productores primarios. En este sentido, la estrategia ‘Farm to fork’ sigue totalmente vigente y en marcha.

El más destacado es el Cluster 6 de Horizon Europe, el principal programa de apoyo a la I+D de la Unión Europea. Este cluster abarca un amplio espectro que refleja su propio título: ‘Food, Bioeconomy, Natural Resources, Agriculture and Environment’. También hay otras iniciativas relacionadas como el programa CBE-JU ‘Circular Biobased Europe’, centrado en el uso de materias primas de origen biológico, el programa PRIMA, que busca la mejora en la región mediterránea de tres de los ejes principales de los sistemas alimentarios (gestión del agua, sistemas de cultivo y cadena alimentaria) o el Programa LIFE, donde desde un punto de vista de mejora medioambiental se pueden testar nuevas tecnologías o soluciones prometedoras.

Uno de los principales esfuerzos que se están realizando en los últimos años es precisamente conseguir involucrar en los proyectos a todos los elementos de la cadena de valor. Ya no se trata de generar soluciones desde uno de los agentes sin tener en cuenta las necesidades o inquietudes del resto de miembros de la cadena de valor. Con el concepto de “multiactor approach”, o enfoque multiactor, se busca que los proyectos cuenten con la opinión de todos los miembros de la cadena, desde los agricultores o ganaderos hasta los consumidores finales, pasando por el apoyo de los centros de investigación y universidades, centros de transferencia, empresas transformadoras…

Las principales tendencias están relacionadas con tratar de reducir la huella ambiental y climática del sistema alimentario, a la par que se trata de crear nuevas oportunidades de negocio. Algunas se asocian con un menor uso de pesticidas químicos, reducir las perdidas de nutrientes y el uso de fertilizantes, reducir el uso de antibióticos en la ganadería, mejorar el aporte nutricional de los alimentos y la dieta de los ciudadanos, adaptar los cultivos y especies a la nueva situación climática con un mayor enfoque en la biodiversidad… Esto siempre bajo el enfoque de una bioeconomía circular que nos permita una mayor eficiencia en el uso de los recursos biológicos, como alternativa a los combustibles fósiles.

España está muy bien posicionada en el sector agroalimentario, al ser uno de los referentes económicos del país aportando cerca del 10% del PIB. Por lo tanto, los agentes involucrados están en continua búsqueda de mejoras. Analizando los resultados alcanzados en las distintas áreas de H2020, el programa anterior de  l+D de la UE, se puede destacar que España ha ocupado el primer puesto en el Reto social ‘Seguridad alimentaria, agricultura y silvicultura sostenibles, investigación marina, marítima y de aguas interiores, y bioeconomía’, consiguiendo un 12,4% de todos los fondos repartidos en la UE-28.

El área de Alimentación y Bioeconomía tiene sinergias directas con las áreas de Medioambiente (en la búsqueda de nuevos procesos más sostenibles, reducción de las emisiones de efecto invernadero y reducción y uso de los residuos) o con la de Energía en la búsqueda de la sustitución de los combustibles fósiles por nuevas alternativas (nuevas fuentes de energía derivados de origen biológico, como el biometano, y la promoción del uso de energías renovables en el sector primario). Pero igualmente, se trata de un área muy transversal con sinergias con otras áreas como las de Salud o Digitalización.

Por supuesto, el contexto en el que se mueve el sector es altamente competitivo al existir una serie de elementos que influyen directamente. Por un lado, la necesaria adaptación al ya comentado cambio climático, pero igualmente sobreponerse al alza del precio de las materias primas, y ser capaces de garantizar el abastecimiento alimentario siempre manteniendo los mayores estándares de calidad y seguridad alimentaria. Esto se ha visto claramente en los últimos años en situaciones como la pandemia o la actual guerra de Ucrania.

Desde Zabala Innovation intentamos comprender las necesidades de nuestros clientes para acompañarles durante todo el proceso innovador. Se trata de trabajar conjuntamente en la identificación temprana de las oportunidades donde mejor encajen sus ideas innovadoras, y ayudarles en la búsqueda de los socios más adecuados para complementar su experiencia. También les ayudamos en la preparación y gestión de los expedientes para garantizar que los proyectos puedan tener éxito, transformando las ideas en nuevos productos y procesos innovadores. Nuestra experiencia de más de 35 años nos ayuda mucho en este sentido, y nos sentimos muy orgullosos cuando sus propuestas obtienen la financiación necesaria para contribuir a un mundo más sostenible.

En este vídeo podrás conocer mejor la labor del Área de Alimentación y Bioeconomía de Zabala Innovation.